Hay eventos, acontecimientos o actitudes que, por mucho que pase el tiempo, no terminan de provocar un aprendizaje colectivo y que, cual bucle, se reiteran una y otra vez. Tal es el caso de los proyectos fallidos en Vitoria-Gasteiz. A nada que me ponga, que nos pongamos, a buscar en la memoria más reciente y en la relativamente antigua, encontraremos muchos proyectos estratégicos para nuestra ciudad, ideas, contratos, concursos adjudicados e intenciones que, tras meses de discusiones, jamás llegaron a materializarse. Pero lo que más me duele es pararme en el despilfarro de recursos públicos, de ideas y de esfuerzos que han terminado por dejar pasar un montón de oportunidades. Una mezcla de irresponsabilidad política, disputas partidistas e interesadas y muchos proyectos en la cuneta, cuando vemos bien cerca como avanzan empujando entre todos, a pesar de las diferencias.

Todos tenemos nuestra parte de culpa en esta historia, aunque unos más que otros. Podemos encontrarnos con el Auditorio del Paseo de la Senda que se llevó 5 años de trabajo, el soterramiento de la Avenida Gasteiz, el Bai Center o el campo de golf de Gamarra por poner los ejemplos más recientes.

Asusta coger la calculadora y hacer la suma de lo gastado en esos proyectos que se quedaron en simples ideas, del tiempo y esfuerzo invertidos en su gestación y diseño para que terminaran en el baúl de los recuerdos. Deprime pensar en la Gasteiz que pudo y no ha podido ser por la falta de cooperación, de visión política y de asunción de un cierto nivel de riesgo colectivo.

Ejemplos donde mirarnos, los tenemos cerca, en Bilbao, que suele ser un espejo muy usado por algún grupo político, donde el esfuerzo de todas las instituciones, el consenso de los grupos políticos, la suma de esfuerzos en definitiva han conseguido la trasformación de la ciudad.

Pero soy de los que creen que nunca es tarde para rectificar y ahora tenemos una magnífica oportunidad para demostrar que por encima de las siglas a las que representamos, está el bienestar, el progreso y el desarrollo conjunto como ciudad. Es hora de dejar a un lado los enfrentamientos estériles y apostar por el acuerdo y el trabajo compartido.

Y como pienso que podemos cambiar el rumbo del trabajo colectivo, no creo que lo mejor sea que la lista de ideas fracasadas para la ciudad aumente con un nuevo proyecto, el BRT, el autobús exprés que supondrá un antes y un después en la movilidad del municipio. Un medio de transporte totalmente eléctrico, sin ruidos, sin vibraciones, moderno e innovador, y complementario al tranvía. Un modelo de gran envergadura que necesita del más amplio apoyo político. El PP se ha negado, Podemos e Irabazi se alejan y EH Bildu, que apoyó reservar una partida presupuestaria junto al Gabinete Urtaran-PNV-PSE, ahora mantiene ciertas discrepancias. Un proyecto que exigirá una fuerte inyección económica, 50 millones de euros, a los que habrá que añadir el mantenimiento anual, pero que puede contar con importantes ayudas europeas, por valor de 9 millones, además de una aportación del 65% del Gobierno Vasco, y que incide en el modelo de Green Capital y de movilidad sostenible.

Somos conscientes de que se pueden generar desconfianzas, miedos o preocupaciones y de que tenemos que trabajar duro para explicar bien este sistema y hacerlo atractivo, así como que el proyecto debe recoger ideas plurales que lo mejoren, al igual que ocurre en Donostia, que trabaja en un proyecto similar  a punto de avanzar en su desarrollo e implantación, proyecto que nace a la vez que el de Vitoria- Gasteiz y que ha avanzado, desde el consenso político mayoritario en nuestra capital vecina, y que podrá ser realidad muy pronto.  

Todavía recuerdo el encendido y largo debate municipal que se dio con la implantación del tranvía; también la contestación de algunos vecinos que hoy, cuando el tranvía está plenamente consolidado, no entenderían una Gasteiz sin él. Buscamos una ciudad amable, respetuosa con el medio ambiente, queremos soluciones de movilidad innovadoras y no deseamos que el bus exprés reciba una patada y vaya a parar a ese baúl de los recuerdos. Creo sinceramente que debemos valorar lo que el BRT aportará a la movilidad de la ciudad, por el bien de la ciudadanía. Llevamos años desperdiciando oportunidades. Cambiemos el rumbo de esta forma de hacer política. Nosotros, desde el equipo de gobierno, seguiremos impulsando la vía del diálogo y el acuerdo. Es el momento de cambiar y en ese empeño vamos a poner todos los esfuerzos necesarios.