UN CENTENARIO PRINCIPAL
20/12/2018 | Jose Antonio Suso
100 años para sentirnos orgullosos del presente y del pasado de un edificio que se ha convertido en notario de la vida social y cultural de Vitoria-Gasteiz.
El Teatro Principal se nos ha hecho centenario.
Sus focos han iluminado espectáculos referentes de la historia cultural de nuestra ciudad. Sobre las inclinadas tablas de su escenario un poco del alma artística de cada una de las personalidades del mundo de las artes escénicas, del teatro, de la música que han ocupado los camerinos del nº 29 de la calle San Prudencio en estos 100 años.
Desde la representación inaugural de “La corte de Napoleón” en 1918 hasta la conmemorativa del centenario con “Cienycientas” la pasada semana, han sido incontables las veces en las que los tramoyistas han hecho crujir las maderas del vetusto peine de madera y han accionado a mano el sistema de poleas para permitir que cada una de las funciones, muchas memorables, se hayan desarrollado con éxito y concluyan con la pertinente bajada de telón.
A modo de regalo de cumpleaños, sobre la mesa del Ayuntamiento diferentes propuestas para que la puesta a punto del viejo Principal permita su adaptación a espectáculos del siglo XXI. Esta sería la tercera reforma. La última se realizó hace 26 años. Llevó pareja la adquisición del edificio, que pasó a tener titularidad pública, con la aportación económica conjunta del Gobierno Vasco, Diputación Foral de Alava y el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Se invirtieron en ello 250 millones de las antiguas pesetas. Se sumaron otros 665 millones para la remodelación técnica del espacio cultural emblemático que, entre otras muchas cosas, supuso la colocación de las actuales butacas.
El Teatro Principal tiene déficits. Algunos importantes en materia de accesibilidad y seguridad que requieren de una reforma sin paliativos. Requiere además de una adaptación a las exigencias técnicas de los espectáculos de hoy. Y si se puede prever las del mañana, mejor. Pero apuesto por una remodelación que no contemple la eliminación de ese sabor añejo que mantiene el Principal. Así lo han entendido en otras muchas ciudades para sus instalaciones teatrales. Desde Bilbao a Madrid. Ciudades con importantes flujos culturales que han apostado por mantener la estética del teatro de siempre, incluidas butacas. Teatros en los que se ha primado la sonoridad y la puesta en escena frente a la relativa incomodidad de un asiento numerado que carece de hueco en el reposabrazos para colocar la lata de refresco.
Para espectáculos de otra dimensión habrá que empezar a pensar en la posibilidad de crear otro tipo de espacio. De mayor volumen y capacidad. Modernista. Un nuevo espacio que permita ampliar el abanico de actuaciones culturales y propicie la parada y fonda a determinadas compañías que, en estos momentos, no pueden incluir Vitoria-Gasteiz en su agenda. Un espacio que acoja actuaciones artísticas que hoy en día no tienen cabida en nuestra ciudad. Un lugar donde los nuevos modelos de actuaciones culturales, el peso de las nuevas tecnologías y estructuras toman una elevada importancia para poder implementarse. Eso ya será en la próxima legislatura municipal.