DE EUSKADI AL MUNDO
31/01/2019 | Jose Antonio Suso
Juanjo Mena, Egibide, Fundación Catedral Santa María, Inma Shara, Maite Zuñiga, Toti Martínez de Lecea, Almudena Cid, Carmelo Bernaola, Juan Celaya, Juanito Oyarzabal, Martín Fiz, … sello alavés que se ha sumado a la extensa relación de galardonados por la Fundación Sabino Arana.
Nombres que se unen al de otras personas que, a título individual o colectivo, están comprometidas, cada uno desde su especialidad, con un proyecto laboral, en definitiva, con un proyecto de vida que se convierte en espejo de los valores más preciados de la sociedad vasca. La lista es larga: Asociación de Donantes de Sangre, Eduardo Chillida, Kepa Junquera, Andereños durante la clandestinidad, Médicos sin Fronteras, Manuel Patarroyo, Julián Retegi, José María Setien, Proyecto Hombre, Cocineros vascos, Pedro Miguel Etxenike, No es No!, …. Una selección que no quiere desmerecer a ningún otro de los más de 170 reconocidos desde la celebración de la primera entrega de premios en 1989.
El pasado domingo disfrute de una nueva gala organizada por la Fundación Sabino Arana. La trigésima. Un acto pensado para homenajear a quienes hayan destacado por su afán de servicio a la sociedad. Un reconocimiento a quienes contribuyen a la promoción y defensa de la cultura vasca; a quienes mejoran la imagen de los vascos en el mundo a través de su participación en la economía, deporte, en proyectos cooperativos o acciones de cualquier índole; a quienes fomenten valores como la paz, la igualdad y convivencia; o, a quienes son referentes por su dedicación y constancia a lo largo de su actividad profesional.
No lo tenía olvidado pero fue una nueva constatación de que en nuestra sociedad, en la sociedad vasca “hay mata y hay patata”. Sobre las tablas del escenario del Arriaga caminaron valores muy nuestros, arraigados profundamente en nuestras raíces, como son la solidaridad, la humildad, el compromiso, la constancia, el entusiasmo, el humanismo. Valores encarnados por los tres hombres y dos mujeres distinguidos por la Sabino Arana.
Un alavés, dos bilbaínos, una donostiarra y un labortano que han mostrado al mundo que en lo suyo son maestros y, además, referentes. Aquí y en cualquier punto de la bola azul que rota y se traslada. Los cinco; el músico, el sacerdote, la abogada, la escritora y el economista, han puesto a la persona en el centro de su acción profesional en una experiencia vital que exhala humanismo por los cuatro costados.
Volví a Gasteiz con dos reflexiones en la cabeza. Ambas bañadas de optimismo. Dejo para Groucho Marx aquello de “que paren el mundo que yo me bajo”. Yo me quedo para seguir participando en la construcción de un presente y de un proyecto de futuro. Y, una segunda, la firme convicción de que la marca que sale de Euskadi para abrirse las puertas al mundo, Basque Country, da para mucho y va a seguir dándolo.