Al senador Oyarzabal no le tembló la mano al firmar la interpelación en la que exigía   explicaciones tras el anuncio del inicio de un proceso negociador para el traspaso de las 33 competencias pendientes del Estatuto de Autonomía de Gernika.

Al senador Oyarzabal no le tembló la voz este martes mientras en el Senado acusaba al gobierno socialista de utilizar ese hecho como “moneda de cambio” para “mantenerse en el poder”. Así, sin rubor.

Siendo fiel al espíritu del PP de acusar al gobierno municipal de un pacto de perdedores, no se empachaba al aliarse en Andalucía con la derechona más casposa para hacerse con el poder tras perder las elecciones. El senador Oyarzábal se ha olvidado de que aplaudía con las orejas los pactos presupuestarios de Rajoy al tiempo de aprobar el Cupo vasco. Al más puro estilo hooligan, sólo ve el penalti en la acción del contrario mientras que los propios se comportan como monjas de la caridad. Así el senador Oyarzabal entiende que si el PSOE pacta es una traición, en tanto que si es el PP el pactista, la España una y grande está salvada.

Puede que el senador Oyarzabal haya hablado de esta manera al pensar que los ciudadanos alaveses tienen distraída la memoria y no recuerdan que, hace francamente poco, el PP pactó del mismo modo la aprobación de sus presupuestos.

Al presidente del Partido Popular en Álava Oyarzabal le advertiría de lo incoherente que resulta oír a la misma persona dos discursos diferentes sobre un único tema.

En una versión, la que realiza desde el adoquinado de Madrid, se permite utilizar la expresión “dar el gusto a los nacionalistas” como sinónimo de lo que debiera ser el cumplimiento íntegro de una ley orgánica, el Estatuto de Gernika, que fue aprobada por las mismas Cortes Generales que hoy usa de megáfono y que, por tanto, es una ley reconocida por la Constitución. Un Estatuto y una Constitución que el candidato Oyarzabal y sus conmilitones esgrimen con inusitada frecuencia como dogmas exclusivos en los que debe basarse la sociedad vasca para mantenerse en paz y sosiego. Pues bien, según el candidato-senador Oyarzabal, la Constitución no debe cumplirse y el Estatuto no debe completarse. ¡Vaya dogmas en los que fundamentar Euskadi!

Reclamar el cumplimiento de una legalidad, sometida a un constante e histórico debilitamiento, supone para el presidente alavés del PP  “poner en jaque” la Constitución, “desmantelar” el Estado y “seguir socavando los cimientos” de la democracia.

En tierras vascas escucho de la misma boca un agravio (eso sí… sin tanta palabra gruesa) de nuestro autogobierno. Pensaría que el discurso del presidente del PP en Álava se ha endurecido, tal vez, para mostrar que el diente del PP es más grande y está más afilado que el del resto de los que compone ese nuevo tridente de la derecha española.

El candidato a diputado general de Álava Oyarzabal tendrá que explicar a los alaveses y a las alavesas por qué utiliza la expresión “la misma matraca de siempre” para despreciar que se busque completar, de una vez por todas, el autogobierno vasco. Tendrá que justificar ante los alaveses y las alavesas por qué las mismas reclamaciones de negociación de traspasos venidas de otras Comunidades Autónomas, como las de Castilla-León, Madrid, Canarias, Andalucía… no se cuentan con las reticencias del Partido Popular. Tendrá que argumentar sobre ese sistemático poner pie contra pared en el desarrollo pleno del sistema con que nos hemos dotado, a todas luces de manera acertada,  por los niveles de progreso y bienestar que nos ha aportado a Alava y a Euskadi.

Está claro. Éste “3 en 1” no funciona.