Dos días después del solsticio de verano volverán a arder las hogueras en la víspera del día de San Juan. Finalizaremos esta semana imbuidos por el ambiente que genera una tradición pagana que hunde sus raíces en los albores de la humanidad para convertir la noche más corta en una larga jornada.

Una noche que se torna mágica. Con mayor o menor nivel de convencimiento, todos y todas colocamos en el interior de la hoguera aquello de lo que prescindiríamos sin ningún tipo de remordimientos para dar la bienvenida a lo nuevo. Una orgía purificadora, protectora y regeneradora del ánimo y del espíritu que cada uno desarrolla a su antojo. Los estudiantes queman sus apuntes dispuestos a afrontar un nuevo curso académico. Los entrados en peso quemaríamos algo más que calorías. Los entrados en años, y además coquetos, su partida de nacimiento para exterminar ese chivato de la edad. Cada cual, lo suyo.

De lo acontecido en los últimos 365 días echaría a la hoguera el denso y casi irrespirable clima político español que se recrudece y atenúa según el momento e interés. Quemaría el discurso demagógico de trazo grueso, la confrontación en la que todo vale, la bravuconada, los exabruptos. Me desharía del afán por dinamitar el bien común con intencionalidad electoral, de la incapacidad de comprometerse con acuerdos de calado, de la política del no por el no.

Ha sido éste un periodo de tiempo satisfactorio del que almacenaré muchas cosas. Un periodo en clave electoral del que EAJ-PNV ha salido reforzado. Reforzado en las instituciones estatales donde hemos aumentando exponencialmente la presencia alavesa en Madrid con garantía plena de que allí oigan la voz de los y las de aquí. Y también reforzado en Araba donde el electorado ha avalado la gestión realizada por EAJ-PNV en las principales instituciones alavesas y ha otorgado un plus con el que hemos podido recuperar alcaldías como las de Laudio, Okondo, Yekora, Moreda, …

Me quedo con el diálogo, el entendimiento y el acuerdo como herramientas utilizadas para la consecución de una estabilidad institucional alavesa y vitoriana con la que afrontar los retos de esta fase final de la legislatura. Me quedo con el pacto, con la colaboración, con la gestión eficiente de las personas que representan a EAJ-PNV en los Ayuntamientos y la Diputación alaveses. Me quedo con un EAJ-PNV garante para conseguir una Araba cohesionada, fuerte y equilibrada.

Contamos con unas bases sólidas cimentadas en un trabajo de muchos ciudadanos y ciudadanas, que  participando en Ayuntamientos y otras instituciones locales, nos permiten estar en la línea de salida en la mejor posición.

Y ya que estamos bajo ese halo mágico que impera en las proximidades de la noche de San Juan, guardo en el bolsillo el trébol de cuatro hojas, encontrado en mi huerta, para afrontar un nuevo periodo en el que todos participemos activamente en la construcción de la Álava del futuro.