TAN FRUSTRANTE COMO ANUNCIADA
19/09/2019 | Jose Antonio Suso
191 días después se ha deshojado la margarita. Ya, de manera oficial. Una margarita trucada en manos de quien sabía el número exacto de pétalos para que el último en arrancar se decantara por el SÍ. Sí a la repetición de elecciones generales. Las dos últimas convocatorias en un mismo año. Cuatro en el periodo que dura una única legislatura.
Y cuatro han sido también los partidos políticos “metidos en este ajo”. Un PSOE agalbanado a la hora de afrontar con firmeza el reto de obtener los apoyos necesarios para hacer factible una investidura y, así, asumir la responsabilidad que le ocupaba como partido ganador de los comicios. Un Unidas-Podemos que vuelve a dar muestras de ir a lo suyo demostrando una palpable falta de voluntad política para el acuerdo y olvidando la máxima del interés general. Un Ciudadanos que a última hora ha intentado sacar cabeza para ocultar que está en fase terminal con las filas descompuestas. Y un PP que con sonrisa permanente aparenta resbalarle la situación como el aceite y se mantiene anclado en la posición del ´no por el no´ que tanto criticara otrora.
Durante estos días las cuatro formaciones políticas se han centrado en cargarse de argumentos para ganar la contienda de la opinión pública obviando el fracaso propio, sin lugar para la mínima autocrítica, y culpabilizando al otro de estar en posesión de la patente de este aborto político.
Se han desatendido por completo las consecuencias de la parálisis y de la inestabilidad que esta situación alargada en el tiempo provoca en el Estado dentro un contexto internacional en el que la incertidumbre gana por goleada.
Y, a la par, se ha descuidado el santo grial de los 36,8 millones de ciudadanos con derecho a voto que en estos momentos se mueven entre la frustración, la impotencia y el cabreo por el fruto de esta palmaria muestra de inmadurez democrática de aquellos llamados a solventar problemas y no a crearlos.
Definido el escenario y el elenco queda por concretar cuál de los actores se hará con el papel protagonista el 10 de noviembre. Si es que alguno lo consigue. A priori la nueva convocatoria electoral que nos sirvieron de postre este martes pasado no ofrece garantías para que la aritmética parlamentaria sufra el revolcón suficiente para garantizar una investidura –voy a utilizar el adjetivo- normalizada.
Visto lo visto nada hace suponer que los condicionantes para afrontar una investidura con solvencia hayan supuesto hoy un torpedo en la línea de flotación y mañana se reconviertan en muñidores efectivos. En Euskadi sabemos que la conformación de gobiernos entre diferentes, en cualquiera de sus variantes, es cuestión de voluntad política. Hoy vivimos un ejemplo de un acuerdo entre diferentes (EAJ-PNV, PSE yEHBildu) en la conformación de los órganos de gobierno de EUDEL que presidirá el alcalde de Vitoria-Gasteiz, Gorka Urtaran.
En el Estado, en esta ocasión como en las anteriores ocasiones, la voluntad política ha sido la gran olvidada. Su carencia, el principal déficit. El 10 de noviembre se pondrá fin a las especulaciones. Habrá respuesta a la pregunta que hoy nos hacemos: ¿gana alguien con todo esto? Tengo claro que las personas llamadas a las urnas colocarán en su sitio a quienes han sido incapaces o no han querido abandonar la posición de bloqueo e inmovilismo y a quienes hemos intentado por todos los medios y desde el primer momento ejercer la función de facilitadores.