Hablaba la pasada semana, al hilo de la fiesta de Ardoaraba celebrada en Gasteiz, de que había mucho que comentar sobre la situación de Rioja Alavesa.

Y es que, mientras el vino de nuestra Rioja Alavesa es un referente internacional y se valora entre los mejores, resulta que los que lo cultivan, transforman y comercializan se encuentran ante un futuro lleno de incertidumbres. El futuro es casi siempre incierto, pero si la adaptación a ese porvenir depende de uno mismo, parece que las cosas son más controlables y tranquilizantes.

En el caso del vino de Rioja Alavesa, la inseguridad ante lo que nos depararán los cambios globales de la economía depende en gran medida, todavía, de decisiones ajenas y controladas por un Consejo Regulador subordinado al Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente; un Consejo obcecado en aplicar una política centralizadora y uniformadora, propia de su ideología, que no demuestra ningún fervor a la necesaria diferenciación, vital en un mundo comercial cada vez más competitivo.

Viticultores, bodegueros, hombres y mujeres que trabajan la tierra, son los que hacen grande la comarca, y es el trabajo entre todos, sumando esfuerzo y aportando ideas, la clave para conseguir una referencia diferenciada, un modelo en el que todos estén a gusto y que permita referenciar a RIOJA ALAVESA como producto, como comarca y como marca en el mundo.  

Pero es que además, el sector vitivinícola de esta comarca alavesa no está basado exclusivamente en producir uva y transformarla en vino para venderlo, es mucho más.

La propia naturaleza y el propio hacer de los  agricultores de Rioja Alavesa han ido modelando, a lo largo de siglos, un paisaje espectacular, singular y digno de ser disfrutado, tanto desde las alturas de Sierra Cantabria como desde los recovecos de los caminos que surcan toda la zona. Tanto es así que se sigue trabajando para lograr su distinción como Paisaje Cultural por la UNESCO.

También merece la atención su patrimonio cultural, que se extiende desde Samaniego hasta Oion, o desde Eltziego a Kripan; un patrimonio de un valor excepcional que baña cada uno de los pueblos que conforman la comarca, que han sido y son tan bien cuidados por sus gentes y dirigentes, y que requieren su puesta en valor a través de una actuación intensa en materia enoturística.

En definitiva, el vino de Rioja Alavesa, sus viticultores e industrias vinícolas, su paisaje, su cultura y sus gentes están logrando durante los últimos años un atractivo de orden internacional hacia la zona. Desde todo el mundo vienen a conocer las bodegas, los vinos y los paisajes espectaculares que gracias al esfuerzo de todos perduran y mejoran con el paso del tiempo. Y todo eso engloba un potencial social y económico de primer orden.

Si no persistimos en la defensa de nuestra singularidad como comarca que ha hecho las cosas bien y de manera diferenciada, que ha mimado el paisaje y la calidad de los vinos, o que ha arriesgado para innovar y presentarse ante el mundo de una manera novedosa y moderna, corremos el riesgo de perdernos en la uniformidad o en el modo de hacer las cosas de otros sin control por nuestra parte.

Por todo eso, volveré a insistir en que, respetando cualquier propuesta de diferenciación, especificar nuestro vino de Rioja Alavesa como una denominación dentro del paraguas general de RIOJA es, seguramente, la mejor manera de construir, con nuestras propias ideas y recursos, nuestro futuro y, de esa manera, quitarle incertidumbre.

Trabajar sobre una denominación propia, sin quitarle al valor RIOJA construido entre todos y sin restar mérito a lo que otras riojas puedan hacer, nos dará un mayor control sobre nosotros mismos y nuestro futuro.

Un modo de hacer propio, uniendo armónicamente vino, paisaje, cultura y atractivo empresarial y turístico, hará de Rioja Alavesa un proyecto de futuro, seguro de construirse a sí mismo y que aportará riqueza y diversidad a los espacios en los que se enmarca y a los que pertenece, que no son otros que Araba Y Euskadi. Construir y ayudar a construir Rioja Alavesa es construir y ayudar a construir Araba y Euskadi.