El sábado también estaré en Azazeta.  Allí recordaremos, en su 80 aniversario, el cobarde asesinato de 16 alaveses en los albores de la guerra civil.

16 representantes de diferentes tendencias ideológicas y pertenecientes a distintas formaciones políticas. Entre ellos, el jeltzale y burukide del Araba Buru Batzar, José Luis Abaitua. En palabras de Francisco Javier de Landaburu “hombres indefensos, de vida honesta y a quienes se suprimió brutalmente por razón del prestigio que su ejemplaridad merecía entre sus conciudadanos”.

Tras ocho décadas ésta es la primera vez que el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, la Diputación Foral de Alava y Juntas Generales de Alava han aunado esfuerzos para organizar un acto de reconocimiento en torno a este grupo de personas represaliadas por el franquismo y, en extensión, a todas las víctimas de la dictadura.

En Azazeta, a escasa distancia de la fosa común que escondió la vergüenza de los asesinatos, de la represión, de las prohibiciones,  quedará para siempre destapada la metafórica fosa común del miedo y del silencio que impuso el régimen dictatorial durante 40 años y viva la memoria histórica de los que nos precedieron.

Sin duda, el punto kilométrico 16 del puerto de Azazeta servirá en esta ocasión de punto de encuentro de todas las sensibilidades políticas y sociales alavesas en un acto teñido de emotividad.

Además del reconocimiento y homenaje, este 1 de abril  servirá para reafirmarnos en la idea de la paz, en la idea de la construcción en convivencia, precisamente en un momento ilusionante y esperanzador que contempla un paso más hacia el final ordenado de la violencia.