TUMBAR A UN ALCALDE

01/06/2017 | Jose Antonio Suso

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TUMBAR A UN ALCALDE

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No voy a cuestionar el proyecto vital de las personas que ocuparon, durante la legislatura de Maroto, el barrio de Errekaleor, propiedad municipal y, por tanto, de todos y cada uno de los y las gasteiztarras.

Sólo incidiría en dos aspectos. El primero,  la incongruencia que supone colocarse en el otro lado de la línea del sistema aprovechando lo que el sistema da. Eso, en mi pueblo, siempre se ha llamado de otra manera. Aquí lo definiré como el uso ilegítimo de un bien público. Tampoco me entretendré en valorar si los proyectos de autogestión son enriquecedores para la sociedad. Lo que tengo claro, es que éste, el de Errekaleor, no es un proyecto autosuficiente por mucho que se quiera barnizar con una patina de romanticismo que encubre una abrumadora realidad.

De esta afirmación se deriva la segunda reflexión. La irresponsabilidad que supone vivir en un entorno sin las mínimas garantías de salubridad y seguridad, en grado agravante por la presencia de menores de edad. Unas infraviviendas en las que el mero hecho de enroscar o desenroscar una bombilla del casquillo se había convertido en una ruleta rusa. Incidentes de este tipo los ha habido en el barrio de Errekaleor y en otros lugares. No hace falta retrotraerse en el tiempo más allá de este fin de semana.

Es entonces cuando se gira la cabeza hacia el ayuntamiento reclamando responsabilidad y el dedo acusatorio se mueve con rapidez para denunciar inacción municipal. No va a ser el caso porque el alcalde Urtaran ha adoptado con aplomo y contundencia las medidas necesarias para velar por la seguridad de las personas residentes de manera ilegal en Errekaleor, igual que con el resto de gasteiztarras.

Lo ha hecho después de ver abortado el proceso negociador emprendido al inicio de la legislatura en el que ofreció al colectivo el traslado de su proyecto a Aretxabaleta en unas muy buenas condiciones. Eso sí, esas condiciones no pasaban por el gratis total. La respuesta fue diáfana: NO. ¿Alternativa? NINGUNA, quedarse en Errekaleor.

Esa es la capacidad negociadora de un colectivo que reclama diálogo y responde con pintura y desafío. La pintura arrojada a las fachadas de los batzokis de EAJ-PNV y la utilizada en las dianas aparecidas en el Casco Viejo gasteiztarra junto a buen número de pintadas ofensivas contra la figura del alcalde. El desafío de quienes utilizando el turno de intervención popular en pleno, que ofrece el Ayuntamiento, desarrollan un discurso beligerante y amenazan con “tumbar al alcalde”. El desafío de quienes llaman a “agitar las calles de Gasteiz” en la manifestación convocada para este fin de semana.

Autogestión, SI. Incoherencia, NO.

Derechos, SI. Obligaciones, TAMBIÉN.

Negociación, SI. Desafíos, NO.