UNA DECISIÓN CONTROVERTIDA

25/04/2019 | Jose Antonio Suso

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 UNA DECISIÓN CONTROVERTIDA

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Por la dispersión de los caseríos y el escaso volumen de población de los pueblos, el colectivo de personas dedicadas a la agricultura en Euskadi, y también en Araba, siempre le fue complicado agruparse en asociaciones profesionales o sectoriales. Con la llegada de la democracia, las Diputaciones y el Gobierno Vasco trabajaron desde el primer momento en favorecer la asociación y la agrupación de agricultores y ganaderos que pudieran defender sus intereses y el mantenimiento de sus explotaciones con criterios técnicos y de un modo más próximo a la realidad de cada producción, dando lugar al nacimiento de un buen número de entidades que hoy día continúan con su trabajo.

En esa época fueron surgiendo muchas asociaciones agrícolas y ganaderas, normalmente vinculadas a cada territorio ya que no debe olvidarse que la mayoría de las competencias en la materia residen en las Diputaciones y la mejor manera para optimizar esa interlocución era agruparse territorialmente. Cuando se trataba de lograr otro tipo de interlocución o fuerza para lograr avances, algunas de esas asociaciones se federaban a nivel de Euskadi sin que las asociaciones territoriales perdieran un ápice de su autonomía e interlocución con la Diputación correspondiente.

Ahora nos hemos desayunado con que ABRA, asociación que agrupa a algo más de un centenar de bodegas de Rioja Alavesa, ha tomado una decisión, soberana y respetable como asociación privada que es,  de crear ABE o asociación de Bodegas de Euskadi. Agruparía a las bodegas de Rioja Alavesa, a productoras de txakolí e incluso aquellas dedicadas a la sidra de los tres territorios vascos.

No seré yo quien ponga  pega alguna a la autoorganización de los diferentes subsectores agrarios. Pero  creo tener una opinión formada sobre las ventajas o perjuicios de según qué sistema organizativo se decida en cada momento. Así lo he venido haciendo en este blog en varios artículos dedicados al vino de Rioja Alavesa.

Mantener el asociacionismo subsectorial vinculado a ciertas características peculiares del mismo siempre es positivo, más cuando acoge en la propia asociación la denominación de Rioja Alavesa. Una denominación por la que todos (instituciones, bodegas y ciudadanía de Rioja Alavesa) luchan día a día para que no se subsuma en denominaciones más grandes pero no controlables desde la perspectiva de su organización y evolución. Y ABRA ha conseguido ser un referente de la singularidad Rioja Alavesa, tras años de trabajo, defendiendo los vinos de la comarca.

No es desdeñable trabajar para sumar fuerzas con otras organizaciones que tengan algún objetivo común para, de esa manera, aunar trabajo y efectividad. De ahí que puede parecer razonable que ABRA pueda trabajar con las asociaciones de Txakoli de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, incluso con los productores de sidra, para de esa manera, defender estrategias comerciales conjuntas o lo que ellos entiendan pueda ser interesante. Pero desde mi opinión, nunca perdiendo la denominación de  Rioja Alavesa que está tan arraigada entre los viticultores y bodegueros de la comarca y de toda la ciudadanía. Un sentimiento de pertenencia y orgullo.

Con todo respeto y respetando las decisiones que se tomen, creo que hay que trabajar para sumar, siempre, pero sin perder personalidad. ABRA participa activamente en otras asociaciones de la comarca, y no por eso ha dejado de ser ABRA, es decir, colabora con otros intereses para avanzar hacia objetivos comunes sin por ello perder identidad ni unos objetivos fundacionales.

El debate está en la calle y para ello se realizará una asamblea informativa la próxima semana, que espero sirva para clarificar las incertidumbres, que muchos asociados y asociadas, han trasladado en los medios de comunicación o de forma privada. Lo importante es que Rioja Alavesa, sus vinos, su gastronomía, su cultura sume y permita que sus vecinos y vecinas mejoren su calidad de vida. Todos seguiremos trabajando para  así sea.