EL REACTIVO

14/11/2019 | Jose Antonio Suso

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EL REACTIVO

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Sorprende. No tanto que Sánchez e Iglesias hayan alcanzado un preacuerdo de gobierno de coalición sino la celeridad con que lo han gestado y lo han firmado. Durante seis meses han jugado al gato y al ratón con reiterada sucesión de reticencias, negativas y vetos, sin otra intención que estirar el chicle para hacernos creer que la única salida estaba tras la puerta de la repetición de la consulta electoral. Conocidos los datos que ofreció la noche del 10N han sido suficientes 48 horas para cerrar un preacuerdo de 10 puntos que abra la vía a una exitosa investidura e invite a la gobernabilidad y estabilidad institucional española.  Algo ha cambiado.

A Pedro Sánchez le explotó en las manos el experimento político ideado por sus gurús. La jornada electoral del domingo nos dejó un panorama aún más atomizado, con presencia de 16 formaciones políticas en el Congreso de los Diputados, y un escenario, a priori, más endemoniado.

El PSOE ganó perdiendo y el PP perdió ganando. Vox ha subido como la espuma y Ciudadanos se ha desinflado como el suflé dejando en el camino al personalista fundador de la formación naranja. Podemos se repliega y los partidos nacionalistas ganamos posiciones.

La decisión de hacer un bis electoral ha dejado a los socialistas mermados en número de votos y en número de escaños. Llegado el caso lamentarán, y mucho, la pérdida de la mayoría absoluta en el Senado. Como decía mi abuelo “un pan como unas hostias” que ha colocado como tercera fuerza parlamentaria a una formación de ultraderecha, blanqueada por PP y C´s con los acuerdos “a 3” para hacerse con los gobiernos autonómicos que no ganaron en las urnas de manera individual; primero, en Andalucía y, después, en Madrid. La convocatoria electoral de este mes de noviembre ha provocado que realidades tan antagónicas como las del barrio de Salamanca y las de algunas localidades del “cinturón rojo” de Madrid hayan coincidido en sentido de voto en torno a Vox. Un partido que carga tintas, sin modestia alguna, en la exposición de un discurso ultraxenófobo y en la exhibición de unos  alardes ultrapatrióticos que traspasan la línea de lo constitucional. Un partido antisistema dentro del sistema con claro perfil antidemocrático.

También en esto marcamos la diferencia en Euskadi. El electorado vasco y alavés revalidó la apuesta realizada el 28 de abril otorgando un aval al trabajo realizado por el Grupo Vasco en Madrid. La sociedad vasca volvió a colocar a EAJ-PNV como primera fuerza en los tres territorios de la CAPV. Hemos subido en porcentaje de voto a pesar de que la climatología del domingo tentó con éxito a la abstención en Araba. 

6 escaños en el Congreso y 9 en el Senado. Un extraordinario resultado en el que mucho ha tenido que ver, además de la sociedad vasca y alavesa, el trabajo realizado por los y las alderdikides, por los cargos públicos y por los propios candidatos y candidatas con sus equipos de trabajo. 

EAJ-PNV siempre ha manifestado su disposición a avanzar en positivo. Estamos a  la espera de conocer en profundidad el contenido del preacuerdo PSOE-Unidas Podemos para la conformación de un gobierno de coalición. Se verá qué posición adopta EAJ-PNV como partido político responsable y constructivo que somos. Todas y cada una de las piezas de este puzle de gran tamaño deben encajar. No volver a las urnas en un tiempo suficientemente largo será sinónimo de la estabilidad necesaria en un momento de ralentización económica. Supondrá además que el dialogo y el acuerdo vuelven a formar parte de la política estatal. De lo contrario, como dijo un portavoz en el Congreso, lo pagaremos todos.