MUCHO PEZ
14/05/2020 | Jose Antonio Suso
Hemos atribuido a los peces el sanbenito de carecer de memoria sin ningún tipo de rigor científico. Aún y todo, sin cuestionarnos la aseveración y si nos ceñimos a los hechos, en nuestra sociedad hay mucho pez.
Sucedió el día en que se permitió hacer deporte y pasear por primera vez después de 50 días de confinamiento. Volvió a pasar el primer día de apertura de terrazas. Overbooking social en determinados puntos y a determinadas horas.
El coronavirus ha demostrado no andarse con remilgos. Actúa de manera indiscriminada a la búsqueda de un cuerpo humano que ocupar. Sabiéndolo, todos y todas tenemos capacidad para auto-definirnos y auto-incluirnos en uno de los dos grupos en los que la sociedad se divide en estos momentos. Personas prudentes, cautelosas, precavidas, con alta percepción del riesgo y también con miedo…, a un lado. Personas arriesgadas, irreflexivas, temerarias, que se les caen las paredes de casa encima, que quieren pasar página ya…, al otro.
Estrenamos semana encarando la primera de las fases de la desescalada. Ganada por méritos propios tras superar cada uno de los tres territorios de la CAPV los diez parámetros epidemiológicos, de movilidad y económico-sociales establecidos para transitar de la fase 0 a la fase 1. Algo tan indiscutible salvo que tercie mala intención. Y porque no decirlo, en algunos tercia, con esto y con todo, si de atacar al PNV se trata.
En ese avance mucho ha tenido que ver la disciplina social mantenida por cada uno de nosotros y nosotras como antídoto para intentar mantener a raya al virus durante casi dos meses. Disciplina social con vocación de mantenerse en vigor al paso de las páginas del calendario del 2020 hasta llegar a la última. Como dijo el Lehendakari Urkullu, “máxima prudencia y rigor para no cometer errores que desmonten el esfuerzo realizado y el camino recorrido”. Hoy mismo se destaca en algunos medios que los médicos vascos temen que se disparen los contagios por las conductas incívicas.
El Covid-19 ha venido sin manual de instrucciones. Durante esta pandemia hemos aprendido mucho y a marchas forzadas. Seguimos aprendiendo día a día. En estos últimos dos meses se han tomado muchas decisiones para amortiguar, en la medida de lo posible, el efecto dominó que el coronavirus quiere provocar en nuestra sanidad y en nuestra economía. Decisiones complicadas. Decisiones en situación de estrés. Decisiones sujetas a discusión. Decisiones criticadas según conveniencia particular. Todas, decisiones dirigidas al bien común.
La desescalada va a ser tan o más difícil que el confinamiento. Y vamos por el buen camino. No nos dejemos confundir por prisas infundadas. No adoptemos la ansiedad como amiga. Sería una equivocación imperdonable que nos devolvería a la casilla de salida. Es una cuestión de responsabilidad personal. Cada actuación personal repercute en el colectivo. Evitemos con las medidas de distanciamiento y de protección convertirnos en foco de contagio. Así ganaremos esta batalla.