LAS TERRAZAS SON PARA EL INVIERNO, TAMBIÉN
08/10/2020 | Jose Antonio Suso
Vamos a necesitar todos los recursos al alcance, toda la creatividad para sacar chispas a las herramientas disponibles y trabajo, mucho trabajo, para afrontar una situación sin precedentes de consecuencias que siguen cociéndose bajo la combustión del sars-cov-2. Esto es, habilidad para revertir la posición y convertirla en un momento de oportunidad que allane la senda hacia el futuro.
En este marco encajan las líneas maestras de los presupuestos del Gobierno Vasco para el próximo año. Unos presupuestos “valientes” que buscan la reconstrucción y la transformación económica y social de nuestro País. A falta de conocer alguna de las piezas que se desplegarán sobre el damero económico vasco, hemos conseguido tener a nuestra disposición herramientas interesantes para afrontar esta situación inédita que requiere respuesta sanitaria y respuesta económica. Herramientas que permitirán un considerable incremento del gasto institucional, bajo criterios de responsabilidad, a fin de garantizar los servicios públicos, afrontar inversiones previstas y encarar los retos de transformación energética y digital que ya nos empieza a exigir un mañana no lejano. No es momento para políticas de austeridad.
Son las grandes cifras. En ellas ponemos una atinada confianza que nos permita augurar un futuro menos incierto que la sorpresiva realidad en la que nos ha instalado el virus. A pie de calle, el día a día se lleva. Quienes desempeñan actividades económicas que han sufrido con mayor rigor la sacudida de la pandemia dirán que el día a día se sobrelleva.
La hostelería es uno de esos sectores que la Covid-19 está haciendo papilla. Miro por la ventana y, en lo que me abarca la vista, veo seis establecimientos hosteleros. Con mayor empleo de mi agudeza visual, contabilizaría alguno más. No valoro si son muchos o pocos. Son la expresión de nuestra forma de “hacer ocio” en la que cuenta mucho socializar y si es fuera de casa, mejor. Aún teniéndolos, los rigores climatológicos nunca han supuesto impedimento alguno para departir ante la mesa de un restaurante o para compartir con una barra de bar como testigo. Ni en Gasteiz ni en Araba ni en el resto de Euskadi.
Este fin de semana, el primero de bajas y húmedas temperaturas en época de pandemia, ha puesto de manifiesto que el invierno viene crudo para el sector hostelero. Salvo cortesía hacia clientes fumadores, la hostelería no había necesitado dar un uso masivo a sus terrazas ni acondicionarlas para aplacar la climatología invernal siguiendo la estela de lo que es habitual en cualquier país del norte de Europa.
Impuestas por la pandemia, las restricciones de aforo en los locales hosteleros convirtieron una mesa de terraza en objeto de deseo durante los tórridos días estivales. El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha visto claro que un sector, ya tocado, necesita mantener viva la actividad al aire libre también en invierno respetando los horarios establecidos. La respuesta ha sido rápida. Con disposición y clara voluntad de acuerdo por las dos partes, el gabinete Urtaran y el sector hostelero han alcanzado un acuerdo que facilitará la instalación de terrazas y veladores desmontables en toda la ciudad, flexibilizará la instalación de veladores en pórticos, posibilitará la ocupación de plazas de aparcamiento en las calles “eguzki” o en las zonas interiores de las ”supermanzanas” donde el tráfico de vehículos se limita a los 30 kilómetros por hora. Se ha exprimido la actual ordenanza municipal que será revisada, una vez se normalice la situación, para adecuarla a las necesidades de la sociedad gasteiztarra, incluido el propio sector.
En Vitoria ya sabíamos que las bicicletas no sólo son para el verano. Ahora las terrazas tampoco.