PERPLEJIDAD CAUTELAR
11/02/2021 | Jose Antonio Suso
El Gobierno Vasco aprobó su proyecto de presupuestos para 2021 el día que cumplía 100 días de su constitución. Hoy el Parlamento Vasco los aprueba como es previsible. Se trata de un presupuesto expansivo. Nunca el Gobierno Vasco había contado con unas cuentas públicas de tal envergadura. El presupuesto de los presupuestos. 12.442 millones de euros. Un 7,1% más que el pasado ejercicio.
La ocasión lo requiere. Estos presupuestos permitirán al Gobierno Vasco afrontar 2021 desde una posición de fuerza. Hacer frente a la crisis sanitaria y económica impuesta por la pandemia, es el reto. Las personas, el objetivo. Un presupuesto valiente para encarar de manera decidida la senda de la reconstrucción social y la reactivación económica y del empleo en Euskadi. Para ello contempla un fuerte crecimiento en salud y educación, más inversión pública, más gasto en I+D y la creación de un programa Covid, con una dotación de 542 millones de euros. Una extraordinaria herramienta para hacer frente a la pandemia.
Va para un año que el equipo de gobierno del Lehendakari Urkullu viene sudando la camiseta a diario para atajar la incidencia del virus con las herramientas a su alcance y con una prioridad: proteger la salud de todas y cada una de las personas que vivimos en Euskadi. El halo de incertidumbre del que la pandemia se ha rodeado no ha sido suficiente para ocultar una diáfana evidencia científica causa-efecto. El contacto social a pelo es el mejor aliado del virus.
Este factor indiscutible ha supuesto una pesada losa para la hostelería y la restauración así como para todas las actividades económicas vinculadas al sector. No es una cuestión que se mida en grado de culpabilidad sino en términos de seguridad y salud pública. De hacerlo habría que dirigir la mirada hacia aquellas actitudes individuales o colectivas que convierten los lugares en inseguros más allá de las medidas de protección que empleen sus propietarios o de las medidas preventivas y restrictivas que impongan las autoridades en base a criterios técnicos que trascienden la demarcación territorial de Euskadi, del Estado o, incluso, de Europa. Unas medidas que se han mostrado eficaces a lo largo de estas tres olas.
El martes el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco entró en escena con un auto cautelar que no entra en el fondo del asunto pero permite a bares y restaurantes alzar las persianas primando el interés particular. El TSJPV marca la diferencia con lo ocurrido en otras sedes judiciales, como la catalana o la navarra, donde ha primado salvaguardar el interés general; esto es, la salud pública. Hay otros precedentes en estas limitaciones judiciales a la acción de gobierno vasco en su lucha contra el virus. En agosto, cuando el TSJPV rechazó la aplicación de medidas en torno al ocio nocturno o, unos meses después, cuando anuló la restricción de mantener reuniones de 6 personas. Interés individual versus interés general.
Especialistas en epidemiologia o microbiología se han llevado las manos a la cabeza ante la peligrosidad que lleva aparejada esta decisión judicial. No olvidemos que la situación sigue siendo grave y alarmante. Dejemos la proclama negacionista “No more lockdown” para los perfiles de facebook de algún que otro juez pero no la llevemos a la calle este fin de semana carnavalero.